martes, 15 de abril de 2014

Viajes recientes

Por recomendación de profesora-mon-amour, caí en las garras de quien ya me esperaba. El psicoanálisis, al que tanto desprecio, juega conmigo en su mano y me habla de sueños y de actos fallidos. Es increíble todo lo que uno descubre cuando juega con la premisa de que esos actos en realidad son actos logrados y no simples equivocaciones.

La base es que lo que tratamos de decir o hacer tiene un sentido, una intención, que se ve perturbada por otra intención, estemos conscientes de ella o no. Me robaron mi bicicleta. Llego a casa y trato de abrir con la llave del candado de la bici: no es un acto fallido, sino uno logrado. La intención perturbadora es nada más y nada menos que el deseo de llegar y sencillamente abrir el candado de la bici para subir a ella otra vez.

Leí "mentira" en vez de "metáfora". Escribí "autocrrect" cuando pensé que el autocorrect se equivocaba, y escribí "autoccrrct" al tratar de escribir esto ahora. Escribí "queivocar" y no equivocar. Me equivé, pues.

Cuando me preguntaron a qué hora y dónde debía estar al día siguiente, respondí que a las 9:00 y dónde quería estar.

A veces, por supuesto, es mucho más complicado encontrar la intención perturbadora. Olvidar una cita, perder un objeto o dejarlo caer, pueden ser también actos fallidos en realidad logrados.

Mis viajes recientes me llevan por este camino extraño en busca de un mayor entendimiento. Trato de no caer en los peligros que encumbra. Veremos hasta dónde llego.

¿Que si albergo buenos sentimientos? Los albergo. ¿Malos sentimientos? Algunas pequeñas molestias: no merecen siquiera hacerlas más grandes.

Recordar te hace reinterpretar la historia, porque recordar es reinterpretar la historia. Las cosas son tan distintas vistas desde lejos, y encuentras los errores escabullidos que antes se escondieron de tu mirada que filtraba colores. ¿Qué podemos esperar si siempre estamos filtrando?

Cuando cuento una síntesis provoco una reacción frecuente: la petición de que escriba la historia. ¿Una novela? No, paso. Quiero escribir un guion, un guion que dé cuenta de que la historia se teje primero como una sola, y luego como tres que se alteran entre sí. Que dé cuenta de que a pesar de la honestidad intentada, la comunicación es una sucesión de malentendidos (A. Greimas) y cada interpretación tiene efectos muy tangibles y materiales en lo que pasa.

Por ahora creo que debería anotar todo lo que voy recordando, porque escribir aquello no es tarea para este presente. La tarea para este presente es hacerlo. ¿Dónde cortar? ¿Dónde terminar? Andrés me dice que no puedo saberlo porque lo sigo viviendo. Él sabe de montaje. Vamos haciéndole caso por ahora.

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