sábado, 15 de febrero de 2014

Personajes en el autobús

Cuando uno toma tantas veces las mismas rutas de autobús empiezan a suceder particularidades fantásticas. Charlo con las personas que conozco y que se cruzan conmigo; miro con atención a los personajes que aparecen en la escena, a veces sin notar mi presencia.

I
Aquella señora tan linda que siempre va con su bolsa, como después de hacer una compra. Usa unos lentes que en ella me recuerdan a mamá Tere. La última vez que la vi iba con su hija, pocos años menor que yo.

II
La mujer trans, hace años, que tenía un perrito. Siempre me provocó emociones fuertes. Una vez se sentó al lado de mí y platicamos largo rato. ¡Cuánta amabilidad cabe en una persona! Y qué bonita, qué fuerte sonrisa.

III
Aquel chico con un aire de Andrés pero de mi altura. He descubierto que está relacionado con la ingeniería y que con cierta regularidad visita mi universidad. Usa pulseras estilo livestrong que forman un arcoíris, pero se identifica como hétero.

IV
La señora de la tienda cerca del cerro. Con esa mirada dócil, tierna, de madre y quizá de abuela. Los arquetipos comienzan a tener sentido. Es la esposa del señor Morsa, tan malhumorado. Y ella es puro amor.

V
Aquel chico -siempre distinto del anterior- que mira con cierta complicidad que leo sobre homosexualidad, hagiografía gay; que llevo un arcoíris en un libro; que llevo en el brazo un triángulo rosa invertido. (Nótese que en este párrafo hablo, realmente, de una parte de mí. De cualquier forma, no creo que los chicos siempredistintosdelanterior sean solamente un pretexto.)

VI
La coincidencia pura: una figura que ocurre más que la muerte misma. Dicen que no existe, pero ella me susurra al oído, casi todo el tiempo, que estoy en el lugar correcto.

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