miércoles, 12 de febrero de 2014

Nomeolvides


Era un nomeolvides convertido en flor.
Coyoacán. Sentado en una banca, fui interrumpido por una mujer que vendía gelatinas artesanales. Llevaban por dentro figuras de flores. En esa mujer bonita vi a mi madre, quien alguna vez fue mi madre, sin trabajo, haciendo una y otra vez la misma artesanía para salir del paso: del paso del hambre. ¿Veinte pesos? Deme una, por favor. Ésta se llama nomeolvides y tiene sabor a mango. ¡Sí! La quiero. ¡Muchas gracias! Que tenga un bonito día.

La respiro, la escucho, la contemplo, la acaricio, la saboreo, la recuerdo. Nolaolvido: es una flor convertida en un noteolvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario